jueves, 26 de agosto de 2010

TEORÍAS DEL DESARROLLO: INTERPRETACION DESCRIPTIVA

Julián M. Vélez T.

Con el concepto de Desarrollo, no se ha tenido un cuidado suficientemente diferenciado, hasta ahora, se ha identificado al desarrollo tan solo como un asocio del Crecimiento Económico o del incremento de la capacidad industrial de un país, por el cual, es posible, mediante un mecanismo de transmisión o “empuje” los demás desarrollos, reasumidos todos como un nivel de “bienestar” adecuado para toda la sociedad, para esto, se ha pretendido la Homogeneización de las sociedades a un nivel determinado por la Sociedad Occidental moderna, y la utilización de diferentes modelos que buscaban lograr este objetivo. La visión crítica de estas concepciones producto del “racionalismo” en tanto paradigma epistemológico, que nos ofrecen autores de la talla de Castoriades y Morin, “mueve el piso” de cualquier profesional formado en una disciplina tan “matematizada”, elegante y bien formulada como la economía. Advierte el origen de la disciplina como la económica, producto de un paradigma epistemológico y como base o “aparato” de la Burguesía, que surgía paralelamente con este paradigma.

Las concepciones economisistas de Desarrollo, si bien lograron un crecimiento de bienestar en algunos niveles, principalmente en los países centro y algunos de la periferia (para expresarnos en términos cepalinos), El desarrollo ingresa en una crisis que la denota de mejor forma Egdar Morin.

Reflexiones sobre el desarrollo y la racionalidad

Desde el nacimiento de la Disciplina Económica se ha evaluado el concepto de Desarrollo, desde el mismo título de la obra de Smith, donde pareciera identificar el Desarrollo como “Riqueza de la Nación” han surgido diferentes puntos de vista para estudiar este tan complejo concepto.

Desde el siglo XIX, siglo de surgimiento de diferentes posiciones epistemológicas y conceptuales hasta la década de los 30 del siglo XX, el concepto de Desarrollo parece identificarse como Progreso.

A partir de esta época, probablemente por el “septiembre negro” el concepto fue revisándose, pero conservando el matiz inicial. El concepto Progreso aparentemente representa gran variedad de situaciones. La propuesta de Progreso entendido como “Crecimiento gradual”, ascenso, escalada o mejoramiento, tuvo su protagonismo con la estrategia librecambista de la economía Liberal representado por los Clásicos y Marginalistas. Luego del crash de la bolsa en el 29, el concepto fue revisándose identificando al Desarrollo como El crecimiento del Producto Nacional Bruto, entendido como el incremento de la producción nacional de un país, y el eventual crecimiento del ingreso nacional, todo esto gracias a la operación y/o participación del Estado. Con la Crisis Energética de los 70’s, volvió a reevaluarse el concepto de desarrollo identificándose como Crecimiento Económico a partir del mercado.

Debe tenerse también especial atención a lo sucedido en la década de los 60´s cuando Europa se desprendió de su política Imperialista y permitió la independencia de las antiguas colonias, es aquí donde el concepto de Desarrollo incorpora un nuevo elemento: La autosostenibilidad en el crecimiento. Los países imperialistas lograron su desarrollo a partir de un nivel de “madurez”, donde esa madurez es la que mantiene “sostenible el desarrollo”, por lo tanto, los países subdesarrollados, han de lograr su madurez de una forma similar: si es posible establecer o ayudar a un país atrasado a llegar a esa madurez, éste se hace autosostenible en el crecimiento.

Hasta aquí el problema del desarrollo se identifica casi exclusivamente al problema del Crecimiento Económico y se excluyen otras opciones de crecimiento. En este sentido, la crisis energética permitió observar una dicotomía entre el crecimiento económico-industrial versus el crecimiento ambiental, lo que supuso que los economistas se encargaran de encarar el asunto: la solución fue la inclusión de nuevas variables a los modelos económicos y econométricos manejados hasta entonces, es aquí donde se empieza a hablar de indicadores sociales y de bienestar así como surgen las primeras preocupaciones por valorizar el impacto económico para lo ambiental.

Para Castoriades, los economistas se encuentran ante una miopía conceptual, ya que no se ve más allá de lo evidente, el concepto racionalista ha hecho que el progreso, el crecimiento, sea ilimitado.

Los sacrificios ambientales no son suficientemente “valorados” , adicionalmente la estructura “dominante- Dominado” (Desarrollados-Subdesarrollados o “Centro-periferia), parece también su aparición en el sentido que la “periferia” quiere asimilarse o asemejarse al “centro”, mientras que el “Centro” desea mantener su Preeminencia o Hegemonía, por ello, los países no están dispuestos a “sacrificar” el Crecimiento económico para pensar en un mejoramiento de los problemas ambientales.

Ante esta situación, los pensadores se han dado cuenta que el Desarrollo no es un proceso Natural, sino que es virtud de una Sociedad Occidental, entendida esta sociedad como la poseedora de un paradigma epistemológico tan abrumador como la racionalidad, racionalidad esta que pretende hacer lo ilimitado, lo infinito, lo incomprensible, en comprensible, una Sociedad occidental que se contrapone, gracias al pensamiento Judeo Cristiano al pensamiento occidental primigenio representado en los griegos, donde lo real, verdadero es lo limitado, lo finito.

Es entonces, en esta sociedad occidental donde el desarrollo se enciente como crecimiento autosostenido, y se logra, como ella lo ha logrado mediante un proceso de maduración, por lo tanto, la sociedad occidental (Centro-dominante) es una sociedad madura; ante esto, la propuesta de desarrollo es una propuesta de madurez, para ello, en la época “gloriosa de capitalismo” (Ocampo, 2004) se propuso para América Latina el famoso Modelo de Sustitución de Importaciones. Ciertamente que en el modelo de Sustitución de Importaciones, la industrialización liderada por el Estado era el común denominador, y fue vital para el crecimiento de América Latina en las décadas de los 60’s y 70’s; las mutaciones hechas a este respecto a mediados de los 70’s, disminuyó el dinamismo del crecimiento; por lo que se desmeritó esta forma de desarrollo, buscando la opción del mercado.

Al realizar dicha transformación y revisionismo del modelo, cambiaron indudablemente los patrones de producción, donde muchos sectores presentaron disminución o crecimiento nulo en su productividad. Y desde luego, hicieron que las instituciones de cada uno de los países que optaron por esta posibilidad, cambiaran.

Estos problemas, son expresados por Castoriades como “renuencia a dejar lo que los países han sido… estos países se enfrentaron a una actitud humana negativa hacia el desarrollo, donde el hombre es quien no se desarrolla” (Castoriades, 1979), por lo tanto no existe una “clase de empresarios”, esto puede relacionarse con la “ética Protestante” denotada en los países desarrollados, luego, para establecer un cambio y alcanzar un desarrollo es necesario un cambio de mentalidad, una transformación global.

Ante esto, surge nuevamente el problema con el concepto de Desarrollo, donde no puede entenderse como un aumento del nivel de producción de un país, sino “llevar un modo de vida Apropiado”, es aquí donde aparece la “crisis”.

La crisis entonces puede verificarse como una crisis de identidad, donde la sociedad Occidental no es la misma sociedad Occidental griega; si bien el Desarrollo puede entenderse como un estado de Madurez y como un fin, como un estado natural al que se debe llegar, pero la sociedad occidental ha concebido este desarrollo como “progreso infinito”, distinta a la concepción griega de lo “finito” y “limitado”; esta concepción original de la sociedad occidental griega se transforma con la religión Judeo-Cristiana y es perfeccionada gracias a la Reforma protestante y al siglo de las luces que permitió el surgimiento de la “Razón” y la “racionalización”, entendida como la matematización que puede sintetizar lo ilimitado, lo infinito. Paralelamente el surgimiento de este paradigma epistemológico como lo es el “Racionalismo”, aparece la Burguesía. El Racionalismo aparece como una propuesta de “aplicación de la ciencia a la Industria” y viceversa, esto se constituye como máxima del progreso; por lo tanto, el desarrollo no es alcanzable desde el punto de vista epistemológico del racionalismo donde se presenta como “salir de todo estado definido, en alcanzar un estado que no está definido por nada salvo por la capacidad de alcanzar nuevos estados” (Castoriades, 1979) El racionalismo ha reducido su incomprensión del desarrollo en comprensión del crecimiento ilimitado y progresivo, es entonces que, como el desarrollo es infinito, éste no es comprensible, por lo que se debe optar por la opción del crecimiento que sí lo es; por eso se recurre a “significaciones imaginarias” para tratar de expresar lo inexpresable, ya que esas significaciones pretender mostrar una “realidad virtual”. Pareciera entonces que la actitud reduccionista del economista de modelar la realidad a partir de supuestos, mediante la utilización metodológica del “Caeteris Paribus”, herencia recibida por la ciencia económica del racionalismo. Los economistas al tratar una valoración ambiental se limitan a medir costos y productos, que según Castoriades, son inmedibles además, el concepto de Tiempo manejado por los economistas no es claro ya que al tratar un tema como la tasa de interés, que está determinada de la tasa de crecimiento, y para medir estas tasas es necesario tener plazos que son subjetivos. Lo que el autor llama “Técnica Virtual” que está relacionada con los fines en los que se usa, y esta técnica virtual es tratada por el racionalismo como “omnipotente”, que como tal tiene que ver con la “potencia”, donde esta potencia no está bajo un control total. Los científicos han creído entonces que el racionalismo permite una progresión ilimitada “asintótica”, se cree que se crece en potencia, pero en realidad el crecimiento es local y limitado; la muestra de esta falacia es que ante nuevas situaciones originadas por la Técnica que genera “externalidades” positivas y negativas, donde en las externalidades negativas no ha habido un control eficiente ni precisión de solución a los problemas que surgen. El hombre con su sentido Racional de Poder o “potencia” pierde su naturaleza.

El nuevo concepto de Desarrollo reevalúa las diferencias, ya no existen diferencias entre los pueblos, el concepto del paradigma Racional para la libertad ha convertido al Occidente en esclavo de este mismo concepto. La razón por tanto, es una creación histórica del hombre, el occidente ha tratado de borrar las diferencias con la imposición de “modelos de desarrollo”.

La propuesta pues, para el autor es de demolición de las concepciones de los pueblos (entendidos como habitantes) y desligarse del Paradigma Racionalista.

El desarrollo de la crisis de Desarrollo

Para Morin, la noción de desarrollo se relaciona con la noción Biológica, una noción de “desarrollo de potencialidades”, es decir, el desarrollarse se entiende como lo que “debe suceder en un periodo, donde es posible el crecimiento de “unidades constitutivas y extensión de potencialidades, dado que se entiende como “debe suceder”, no sería correcto afirmar que se refiere a un crecimiento geométrico o de gradiente hacia el infinito, sino algo más bien cíclico, natural, critica por tanto, la noción “racionalista” como lo diría Castoriades, de un crecimiento sin límites, de un crecimiento o construcción de un “futuro inédito”. Por lo tanto, para los “racionalistas” el desarrollo se convierte en una “Aventura”, esta aventura hace del hombre un “Ser soberano e iluminado”.

El surgimiento de la burguesía ha permitido que el hombre tome el progreso como una expansión de las virtualidades humanas, gracias al Racionalismo, y se generen libertades (al estilo racional) en el hombre. Se tenía que la expansión de esas libertades que un paradigma epistemológico como este, generaba confianza eliminando toda incertidumbre, la libertad garantiza crecimiento humano tanto económico como social, además de garantizar la libertad absoluta a todos. Pero resulta que se encuentra el mundo ante un carácter reductor reducido al tecnoeconomicismo, se plantea al desarrollo como una solución a los problemas sociales fundamentales que tiene el ser humano, es en esta época en la que se enfrentan estos conceptos “Onusianos” en los que parecía evidenciarse que el desarrollo se daba gracias al crecimiento económico entendido como crecimiento industrial, donde a partir de unos mecanismos de transmisión, se evidenciaba un ciclo de tipo “multiplicativo”, retomando al crecimiento industrial y generando, gracias a él, el anhelado crecimiento económico, la expansión humana y el desarrollo social, por lo tanto, para esta visión reducida, el Desarrollo tranquilamente podría describirse como el mero crecimiento del Producto Interno Bruto de un país. Es aquí donde parece complementar la posición de Castoriades de establecer un nivel de “madurez”, éste sin duda, era el del establecimiento de una “sociedad Industrial”, lo que sin duda, se concebía como panacea, por lo que se adoptaron modelos como el famoso Modelo de Sustitución de Importaciones en América Latina, en esta época de 1950-1970. Para Morin, el desarrollo, para que sea desarrollo, debe desligarse de la exclusividad económica, debe también incluir al hombre, que como tal, es quien se sirve del desarrollo, y como incluye al hombre, también debe incluir la sociedad que lo circunda, por lo que el desarrollo ha de ser “autodesarrollo” es decir, un desarrollo del Hombre, tanto como sociedad y como individuo. Dado que no se considera esto cuando se habla de desarrollo, se generan la “Crisis de Desarrollo”.

La crisis entonces puede definirse como un “progreso de la incertidumbre” y además de la regresión del determinismo propio del sistema; donde las crisis se identifican porque hacen posible la transformación parcial del sistema. El progreso de la incertidumbre es entonces una característica del Desarrollo, pero al mismo tiempo la regresión del determinismo se puede entender como un desbloqueo de virtualidades, es decir, una modelación de aquello que genera incertidumbre y es infinito, ilimitado (poniéndolo en términos de Castoriades), una reducción o como llamarían los economistas, un Modelo, que transforma al sistema, no tratando de hacer el modelo similar al sistema sino al contrario, haciendo del sistema, más similar al modelo ya que este supone soluciones, que es lo que se debe dar en las crisis, para esto, se revisan modelos que hacen volver al Statu quo ante. Es evidente, que ante los problemas surgidos en la aplicación de los modelos económicos en este periodo de tiempo (Era dorada del Capitalismo), se proponen soluciones y se rescatan “modelos”, ante la “Crisis del Modelo Cepalino” o del “Modelo Keynesiano” se propone el Paradigma “Liberal” pero “recargado” surgiendo el “Neoliberalismo” como propuesta de solución a la Solución del problema anterior; es decir, la solución a una crisis actual, es la misma crisis anterior.

Las ventajas que daba un crecimiento industrial en este tiempo, hacían que las condiciones se reevaluaran: El poseer ingreso, democracia y comodidad no parecían suficientes para alcanzar la felicidad, por lo que se empezaban a ver los síntomas de una crisis en el desarrollo. Aunque el desarrollo económico o crecimiento industrial, parecía cumplir con lo prometido, pero empiezan a vislumbrase nuevos problemas, un nuevo malestar, el crecimiento industrial, por tanto, está aportando insatisfacciones, soledades, no aporta a la expansión humana. Contra el desarrollo económico entonces se encontraba un subdesarrollo moral, afectivo y psicológico, pero también del orden Etnico cultural, dado que este bienestar lo que estaba generando era una “homogeneización”, presente también entre países, como lo recuerda Castoriades; pero con la particularidad, de que las sociedades llamadas “desarrolladas”, se encontraban con las “regresiones culturales”, donde se pretendían reconocer las diferencias étnico culturales de los habitantes, en búsqueda de una felicidad que el modelo y el sistema no podían brindar.

Y es ese misma reevaluación étnico cultural que permitió el surgimiento de una “fiebre” ecológica, donde se está necesitando un “ambiente natural”, por lo que surge la necesidad de huir de la selva de cemento a lugares más “naturales” para “vacacionar”, donde el empresario, obrero o miembro del sistema imperante, quiere convertirse en otra cosa, en lo que nunca ha sido: campesino (pseudo campesino en términos de Morin), parecen coexistir en una misma persona, roles contrapuestos de sistemas mutuamente excluyentes, donde la solución del problema inicial: salir de una sociedad campesina, es el crecimiento industrial, pero éste a su vez, con sus insatisfacciones, genera otro problema cuya solución es el problema inicial.

Con todo, se evidencia un estado de descomposición del paradigma epistemológico Racionalista, que ofrecía al crecimiento industrial como la panacea a las necesidades humanas, haciendo ver progresivo, asintótico, ilimitado e infinitas las posibilidades humanas y, al mismo tiempo, reduciéndolas, modelándolas, limitándolas a supuestos y aplicaciones del Caéteris páribus en Modelos elegantemente delineados y muy matematizados, que si bien parecían funcionar en algunos aspectos descuidaban al resto, por lo que tampoco merece la consideración del desecho total a los aportes que este paradigma ha hecho al progreso humano y desarrollo del hombre.

Por tanto, la crisis del Desarrollo es una Crisis de los demás desarrollos: Humano, psicológico, social, moral, etc. Y hasta crisis de la sociedad propuesta por la Burguesía, una crisis del paradigma Racionalista mismo, y por lo tanto, no es posible vislumbrar soluciones de corto plazo.

La propuesta entonces de Morin se basa en la reformulación del concepto de desarrollo, una reformulación donde las subordinaciones deben estar centradas en el hombre y no en las herramientas, entendidas éstas como crecimiento industrial y la técnica y la ciencia. Es necesario también tener conciencia que esta reafirmación debe ser en el sentido de Autodesarrollo, es decir, en desarrollo del hombre, que actúa y posibilita su propio desarrollo. Al igual que Castoriades observa la necesidad de una transformación radical, y observa la misma crisis como “empujones” hacia esa transformación.

Sin duda, las propuestas de autores como estos, generan cierta emoción conceptual al revisar conceptos que aunque aparentemente son aceptados, y hablados por todos, desde el punto de vista epistemológico, muy pocas veces son verdaderamente entendidos, estos autores abren la puerta hacia el descubrimiento verdadero que estas palabras encierran; mientras que al economista lo reevalúa sobre la miopía conceptual en la que se encuentra, a las demás disciplinas las invita también a la discusión, no quedando solamente en meras discusiones económicas, antropológicas, sociológicas, sino que busca que entre todas estas disciplinas y otras más, se llegue al punto común, al punto inicial, y qué mejor que el origen mismo de todas las disciplinas: la Teoría del Conocimiento, la filosofía pura que es la madre de las ciencias.

Referencias

BELASSA, Bela, BUENO, Gerardo, KUCZYNSKI, Pedro Pablo y SIMONSEN, Mario Henrique. (1986) Hacia una renovación del Crecimiento Económico en América Latina. El Colegio de México, Fundacao Getulio Vargas, Institute For International Economics. Mexico, Rio de Janeiro, Washington.

CASTORIADES, Cornelius et All, (1979) El mito del Desarrollo. Editorial Kairos. Barcelona (España).

CASTRILLÓN, Alberto. Artículo de Revista sobre el libro Paul Ormerod: “Por una nueva economía: Falacias de la teoría Económica”. Revista de Economía Institucional. Vol 4 #6 Primer Semestre de 2002.

OCAMPO, Jose Antonio (2004) Reconstruir el Futuro. Globalización, Desarrollo y democracia en América Latina. Grupo Editorial Norma – Naciones Unidas. Bogotá
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Aquí el concepto valorado no se aplica en términos económicos de relacionarlo con valores pecuniarios, para lo cual la expresión más adecuada sería “valorizar”.


El concepto neoplatónico demuestra que lo verdadero es Dios, superior a la realidad física (metafísico) y por lo tanto, infinito.

Ocampo, Jose Antonio (2004) Reconstruir el Futuro

Castoriades, Cornelius et All, (1979) El mito del Desarrollo, p. 190.

Ibidem, pag. 194


domingo, 22 de agosto de 2010

DESARROLLO ECONÓMICO

Julián Mauricio Vélez Tamayo

Sobre Políticas de desarrollo

Se habla de dos teorías principales de desarrollo, a saber, la teoría neoliberal, y la teoría institucionalista.

Hoy en día, comúnmente se concibe un mundo globalizado, donde el modelo impuesto, es el neoliberal; y donde no cabe otra forma de pensamiento económico que no sea esta, ya sea porque “es lo que está en boca de muchos pensadores importantes”, “es lo que se está viendo ahora”, “después de lo ocurrido en la última década es lo para donde está apuntando”. Y no se dislumbra otra posibilidad de búsqueda de desarrollo económico, que conllevaría al desarrollo social.

La doctrina neoliberal

Donde su principal lema o slogan es: el libre mercado, la fluctuación libre de la oferta y de la demanda, no solo a nivel micro sino macro; una búsqueda de optimizar el nivel de ahorro, etc. Todo lo que vaya con la doctrina de la mano invisible y del Laissez Faire, que fue lo que llevó a los países desarrollados a los niveles en los cuales se encuentran en la actualidad.

Sin embargo, existen muchos otros pensamientos que buscan precisamente lo que éste: un desarrollo económico y social sostenido; en el texto de Dietz, se nos presenta la posibilidad del institucionalismo dentro de otras teorías heterodoxas.

En contraposición de la doctrina ortodoxa – neoclásica, que propone la disminución considerable del aparato estatal, la privatización de las empresas. Medidas tomadas muy comúnmente en la mayoría de los países latinoamericanos sin muy buenos resultados; aunque se habla de un crecimiento del producto interno bruto de éstos países, la brecha entre ricos y pobres es aún muy grande, y es más, se está ensanchando; aunque el crecimiento económico parece estar dando resultados, el crecimiento y/o desarrollo social, cae exageradamente. Es muy posible que el pensamiento de erradicar la pobreza mediante la doctrina neoliberal funcione, pero no en la forma que se podrá imaginar, sino mediante la erradicación total de los pobres. El problema resulta, entonces no en la eliminación de la pobreza como suceso social, sino eliminar la pobreza, eliminando los pobres.

Se podría entonces entender, que el nivel de participación del estado en un modelo neoliberal ha de disminuir considerablemente, pues la labor de éste (mayoritariamente social), tendría que caer, por las soluciones dadas por el mismo modelo. Mediante el modelo neoliberal, se le da mayor prioridad al mercado, por tanto a la competencia, y desde luego, la salida de éste y eventualmente desaparición.

La doctrina institucionalista

Vendría a contradecir ésta propuesta, una doctrina denominada institucionalista, donde, principalmente, dada la experiencia de muchos países después de la Segunda Guerra Mundial, donde el papel de Estado fue muy importante para la economía de estos. Pues es el Estado, quien debe dirigir el mismo Desarrollo económico y social. La labor de los mercados es incompleta, el mercado no identifica quien tiene o no necesidad, solo se encarga de desechar los que no cumplen sus leyes sin importarle si el que sale tiene familia que mantener, o si el país posee gran cantidad de personas que viven de un trabajo agrícola “poco competitivo”; aunque la competencia busca una elección natural de los más fuertes, siempre lleva a la desaparición de los más débiles.

Para los institucionalistas la actividad intervensionista del estado, en el sector público y privado, pueden ayudar para el desarrollo económico y social. El estado, es el indicador de confianza, culturalmente así es entendido, como un ente al que se recurre en momentos de dificultades. El estado fuerte, es el que puede ayudar en la creación de autonomía Nacional de tecnología, para crear sus propias tecnologías y adaptarlas a las propias necesidades nacionales y el mismo desarrollo de las mismas, y por tanto a un control total sobre el proceso de producción. Para ello, ha de considerarse la consecución o producción de mano de obra calificada o educada, y crear una cultura tecnológica como en los Estados Unidos en el siglo XIX y en el sureste asiático en el XX .

Es entonces, que el mercado no es la herramienta para desarrollo, como lo presume la doctrina neoliberal, sino el desarrollo tecnológico que conlleva a una mejora de la capacidad industrial de producción y por tanto genera un desarrollo económico y por ende social. Medidas como reformas agrarias que generen mayor productividad, pueden ayudar al progreso y crecimiento económico.

El gasto público del estado fuerte, debe estar enfocado hacia la educación, la comunicación (tanto telecomunicaciones como caminos, aeropuertos, autopistas, etc) que ayuden para la comercialización y/o movilización de materias primas y productos, además de inversión en investigación y desarrollo (I+D), salubridad social y salud además de cuidados a los más necesitados. No busca la eliminación del mercado o control total, sino que el mercado ha de servir de complemento para la producción, un manejo adecuado de la balanza de pagos, mediante un aumento de las exportaciones y mucho cuidado con las importaciones.

Sobre el modelo de Sustitución de Importaciones

Es claro, que la estrategia utilizada durante las décadas de los 50’s, 60’s y 70’s era la de un modelo de sustitución de importaciones.

Este modelo, que proponía la posibilidad de desarrollo de una nación, mediante el propio sistema productivo, aumentándolo e industrializándolo, diversificándolo, a partir de las necesidades específicas del país. Básicamente lo que busca el modelo, es construir un sistema productivo competitivo, con tecnología y conocimiento propio, a partir de la no importación de éstas de los países industrializados.

Algunos resultados del modelo

Al parecer, el modelo funcionó perfectamente con economías como la del sudeste asiático que pasaron a ser economías recién desarrollados, mediante la aplicación “A su manera” del modelo. Desde luego, una nación ha de ser desarrollada, en el nivel que su capacidad productiva e industrial, sea alta; es un tanto iluso pensar en economías desarrolladas cuyo producto principalmente es agrario; aunque la tierra, posea mucha riqueza, la riqueza “menuda” de la tierra, no es suficiente para el sostenimiento de un país, principalmente, porque los productos agrícolas, son alimentos, que son productos con utilidad marginal decreciente, y la tierra, tiene la característica también de poseer productividad marginal decreciente. Además, los precios de los productos agrícolas tienden a disminuir con el tiempo, debido principalmente, a una disminución de los costos, principalmente por el transporte y facilidades de producción, producto de innovaciones técnicas y tecnológicas.

Desde luego, toda mala aplicación, conlleva a malos resultados. El modelo de sustitución de importaciones desde un punto de vista bien utilizado, podría, como lo hizo en el sudeste asiático, llevar a las naciones a un desarrollo adecuado; sin embargo, las condiciones propias de Latinoamérica, como su ubicación geo-estratégica, su condición cultural, y su historia entre otras cosas, pueden ser los motivos por los cuales el modelo no dio los resultados esperados, aunque los obtenidos no fueron del todo malos.

No se trata si América Latina haya tenido dificultades en la aplicación del modelo, por su historia colonial, por ser herederos de una cultura española o por tener su característica religión. Aunque bien podría pensarse en su historia, ésta no tiene nada que ver con la herencia española, ya que si de eso se tratara, ninguna otra cultura romántica como la francesa o la italiana y hasta la misma inglesa, hubiese podido desarrollarse, por ser todas herederas de la cultura romana; sin embargo, es Inglaterra, Francia, Italia, y hasta España, ejemplos que se ponen para demostrar el desarrollo. Lo que distingue a Latinoamérica de los demás países es su historia particular, su muy reciente descubrimiento cultural, es decir, Latinoamérica es similar a sí misma, todos los países latinoamericanos son similares, comparten muchos asuntos comunes; no es posible hablar de un Colombia distintamente de Panamá o de Venezuela o de Ecuador, pues estos tres hicieron parte de una sola nación en un momento de la historia; no es posible hablar de un Guatemala, de un Costa Rica, de un Salvador, pues éstos hicieron parte de un país, no se puede hablar de un Perú y un Bolivia, sabiendo que fueron un solo país, no se puede hablar de un Argentina, de un Uruguay de un Paraguay, teniendo en cuenta que sucede lo mismo; el siglo XX, es el siglo donde empieza a configurarse una identidad nacional entre todos los países de Latinoamérica; el modelo de sustitución de importaciones viene a Latinoamérica en un periodo donde todavía se identifica un país con otro (tanto es, que no hacía mucho se había fundado la OEA) precisamente para buscar un desarrollo compartido y recíproco (aunque solo sea en lo político). Los resultados del modelo no pueden ser considerados como malos solo porque no resultaron en una región; Balassa (1986), propone que no todos los problemas surgieron igualmente en todos los países de Latinoamérica, aunque el sudeste asiático tuvo mejores resultados; pero, no es comparable el tamaño ni extensión de uno con otro.

Se habla de un modelo que fue evolucionando con el transcurso del tiempo; que los países de sudeste asiático, pasaron más rápido todas las fases del modelo que los países latinoamericanos, de un sistema de preguerra en el cual existía un constante de sustitución casi exclusiva de importaciones, que dan posibilidad de creación de nuevas tecnologías, producidas interiormente y acorde a las necesidades de cada país; a un nivel de expansión y apertura al resto del mundo, para la exportación de las tecnologías desarrolladas (caso Corea, Taiwán); es claro que el desarrollo de estos países tuvo que darse: la escasa riqueza natural de éstos países, le daban como única posibilidad el desarrollo de tecnología; mientras que los países por naturaleza (esto es, suelo, riqueza natural en general), se basaron es esto precisamente y no tuvieron necesidad en un principio de recurrir a la tecnología e innovación para mejorar sus productos.

El caso latinoamericano

El problema del relativamente “Bajo” Crecimiento de Latinoamérica lo resuelve Balassa mediante medidas “liberalizadoras” de tipo “Neoliberal”. Un acortamiento de la capacidad del estado, una apertura al exterior, una privatización de las empresas “ineficientes”, etc, son algunas de las medidas propuestas.

Básicamente se busca continuar con el modelo de sustitución sin necesidad de un cambio radical, pero el modelo se configuraría como un resultado natural de la apertura a las necesidades del mercado; es decir, la sustitución de importaciones se logra naturalmente manteniendo una tendencia a la devaluación “mantener tipos de cambio competitivos” (Balassa, 1986, pag 97) que generarían un estímulo a las exportaciones y un desaliento a las importaciones; con un tipo de cambio como el propuesto, sería inoficioso importar, y se tendría que buscar la forma de desarrollarlos internamente. El problema es que aunque las mercancías no se importarían, si tendrían que hacerlo el conocimiento, por lo que tendrían que comprarse patentes y traer personal especializado, lo que generaría un problema de Costo – beneficio. Una salida a esta dificultad puede darse en la inversión en investigación y desarrollo, además en educación; pero el tamaño del Estado tendría, con la propuesta, que disminuir y por tanto, preocuparse de los Servicios más básicos como el de salud y educación elemental. Pero esto aún generaría mayores problemas ya que el gasto no disminuiría notablemente y evidentemente nos encontraríamos ante un déficit fiscal y por tanto, recurrir a préstamos de entidades multilaterales, lo que generaría un crecimiento de la deuda. Los gobiernos tratarían por tanto de remediar estas dificultades, y como eventualmente lo hizo en su tiempo, mediante la emisión de moneda, generando tasas inflacionarias alarmantes (caso Bolivia, Argentina y Brasil con las dictaduras militares); retrasos en el pago de la deuda, tasas de interés reales negativas, etc. resultando un remedio mucho peor que la enfermedad.

Culturalmente, en Latinoamérica se ha concebido al Estado como un ente de filantropía, donde todos los problemas sociales de la población han de ser solucionados por este. Al contemplar el caso particular de Colombia, donde se configura desde la Constitución Política, como un Estado Social de Derecho es por esto, que todas las empresas estatales han de trabajar en ésta vía, convirtiéndolas, desde un punto de vista económico, en organismos que no generan ninguna clase de eficiencia ni productividad, y donde, dadas la posición neoliberal ha de privatizarse o liquidarse.

El modelo de sustitución de importaciones, tampoco se concebiría como un modelo encubridor de ineficiencia, sino todo lo contrario, al mejorarla, es posible responder a éstas necesidades. Es entonces común, considerar al Estado como un ente regulador y defensor del bienestar de los ciudadanos. Culturalmente se ha visto al padre, hombre fuerte y defensor, como al tutor y líder de una familia; Por lo que se podría considerar al Estado como a un Padre, cuyos hijos son todos los ciudadanos y ciudadanas que habitan en su extensión territorial. Es el Estado, el encargado de defender el interés común y el bienestar de toda su ciudadanía.

Ahora, se entiende por bien común, todo aquello que pueda llevar a una mejor estadía, a un mejor modo de vivir; y es él, el Estado, el que precisamente es el encargado de la redistribución del ingreso durante el proceso productivo.

Lo natural ha de ser dominado

Pero quien se encarga de la distribución inicial, desde el punto de vista clásico, es el mercado y no es muy adecuado, la distribución natural del mercado ya que la naturaleza se creó para ser dominada por el hombre (Génesis I, 28), y es que se ve la claridad con que es dominado, que hasta la doctrina económica muestra modelos contra-naturales, como lo es el mercado de competencia perfecta. La doctrina neoliberal, que considera la austeridad como uno de los principales pilares para la eficiencia del Estado, junto con la disminución del mismo y es que mayoritariamente en lenguaje económico, se considera a la obligación del estado de mantener ciertas actividades (como el de la educación, salud, bienestar social, etc.) como un gasto por parte del Estado y muchas veces se le reduce por considerarlo poco viable y con pobres resultados. Pero es en realidad una oportunidad para que muchos de los ciudadanos puedan llegar a lugares y puntos que si no fuera por la intervención estatal, no podrían llegar. A lo que me refiero es a que se debe dejar de considerar a esto como un gesto o acto que afecta la Demanda Agregada, sino como la acción de un ente humano para con sus ‘hijos’ humanos, como la acción de un padre para con sus hijos. Por lo que reducir el tamaño del Estado y adecuar las necesidades al mercado, no es lo más adecuado, ya que aunque el mercado hace una distribución ‘natural’ del ingreso, esto natural, como se ha mencionado anteriormente, puede ser manipulado por el hombre, ya que la naturaleza, en esencia fue hecha para esto, como cuando se menciona que las leyes fueron hechas para violarlas. Es el hombre quien entiende el proceso natural, el que llama a los fenómenos según su conveniencia y el que descubre leyes en su desarrollo; al conocer éstas leyes, es posible conocer el comportamiento y manipular los procesos según las necesidades; de esto, precisamente trata la ciencia; por lo que al ser manipulable, la distribución natural no es la mejor. Y es aquí donde el Estado ha de entrar ha hacer o cumplir su papel cultural: procurar una distribución equitativa.

Aunque el modelo de sustitución de importaciones no dio los mejores resultados; y mucho mas desde el punto de vista de analistas con animadversiones personales a los líderes latinoamericanos, por pertenecer a alguna posición política ya sea de izquierda o de derecha, fue adecuado para el periodo en el que se aplicó; además de no salirse del todo de la doctrina económica, sino mas bien que trata de mantener los postulados, solo con ciertas alteraciones por parte de la intervención del Estado. Lo natural se hizo para dominarlo...

Referencias

ALBORNOZ, Mario. Desarrollo y Políticas Públicas en América Latina. Medellín, agosto de 2003.

BELASSA, Bela, BUENO, Gerardo, KUCZYNSKI, Pedro Pablo y SIMONSEN, Mario Henrique. Hacia una renovación del Crecimiento Económico en América Latina. El Colegio de México, Fundacao Getulio Vargas, Institute For International Economics. Mexico, Rio de Janeiro, Washington 1986.

OCAMPO, Jose Antonio. Reconstruir el Futuro. Globalización, Desarrollo y democracia en América Latina. Grupo Editorial Norma – Naciones Unidas. Bogotá 2004


APERTURA EN LATINOAMÉRICA “ULTIMOS VEINTE AÑOS RECONSTRUYENDO UN FUTURO"

Por Julián Mauricio Vélez Tamayo.

Introducción

Se vislumbra un nuevo horizonte con los nuevos procesos de Globalización, que parecen ser no tanto ‘la moda’ sino mas bien la obligación mediante la premisa “Nos globalizamos o nos globalizan”. Y es por esto, que debe entenderse la función de toda la región Latinoamericana ante este proceso.

Las constantes asimetrías entre los países desarrollados, y los países llamados “de la periferia”, término este utilizado para designar a los países que se encuentran en vía de desarrollo o están subdesarrollados; hacen prever que la situación no es nada fácil.

El milenario sueño bolivariano de panamericanismo, se trasluce en esta situación en integración económica regional y subregional, como el ALCA para todo el continente y diversos acuerdos internacionales de integración económica como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) o el MERCOSUR que ante las dificultades, pueden hacer un poco difícil, al menos, la posibilidad de un mercado común sudamericano.

Reconstruir el futuro...

Ante las particulares características de Latinoamérica, donde a principios del siglo XX, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, parecía ser la esperanza del mundo; y al finalizarlo , nos encontramos con grandes índices de pobreza, igualdad económica y desarrollo.

Las políticas adoptadas en América Latina durante la llamada “Era dorada del Capitalismo” (1950-1978), fueron muestra de la aparente esperanza que se hallaba en esta parte del mundo; sin embargo, en algún momento, buscando disparar las cifras de crecimiento, se empezaron a revisar los modelos de desarrollo, mediante la “carnada” del mercado; y empezó el entusiasmo con reformas que buscaban mayor participación del mercado.

En el primer capítulo, que Ocampo llama: “Luces y sombras de las reformas estructurales latinoamericanas”; se muestra un poco la historia económica de Latinoamérica en este periodo de tiempo y analiza cada una de las reformas hechas luego.

Es claro que una mutación del modelo original, por uno más ‘abierto’, produjo grandes consecuencias negativas en los países que la adoptaron, donde casi todos las hicieron, como la crisis de la deuda en la década de los 80’s y las crisis inflacionarias que caracterizaron a Perú, Bolivia y Brasil principalmente.

Las reformas que se empezaron a aplicar en América latina, tuvieron varios aspectos: a saber: hubo reformas estructurales (caso de Argentina) donde buscaron una mayor actividad del sector privado; una mayor liberalización de la economía, y una serie de reformas tributarias. Mientras que unos países hicieron reformas estructurales agresivas, esto es, en un periodo muy corto de tiempo, otros, -entre ellos Colombia- fueron más cautelosos y sólo las aplicaron en menor medida.

Sin embargo, durante la década de los noventas, las economías latinoamericanas, tuvieron un aceptable comportamiento macroeconómico (bajas tasas de inflación, mejoras en la situación fiscal; y control más adecuado de las políticas monetarias).

Y es que para este periodo, ya muchas de las economías, se podría decir, estaban demasiado liberalizadas; el modelo neoliberal, ya es considerado como panacea para el crecimiento y mejora de las condiciones de vida; por lo que el Gasto público, por ejemplo, al buscar mejoramiento en el comportamiento fiscal, fue uno de los que más sufrió sin tener considerables aumentos. La liberalización de las economías, logró percibir grandes bandadas de Inversión Extranjera Directa (IED) que sirvieron como factor compensatorio. Lo que demuestra que el solo flujo de IED a L.A, no hace aumentar su velocidad de crecimiento; tanto es, que del periodo de 1998 a 2001 se le denomina “Media década Perdida” y donde países como Colombia, que creció tan solo en 0.9%, por motivo de la gran crisis del 99, Argentina, el –1.6 por la crisis del 2001; Venezuela el –3 y Brasil con tan solo 1.4.

Ya habíamos mencionado la importancia que tiene, en el nuevo orden mundial de Globalización, la integración económica, y es aquí donde la MERCOSUR y La Comunidad Andina de Naciones (CAN) juegan un papel importante en el papel de los países miembros y su inserción a la economía global. Además, dentro de las esferas de liberalización, viendo en bloque, se ve más sorprendentemente con incrementos en el crecimiento del comercio. Esto, ha dado pie a un incremento en productos no tradicionales en América latina; sin embargo, aunque ha habido avances, se ha caracterizado por exportación de productos con gran cantidad de contenidos importados (maquila) y productos de carácter regional, principalmente de índole natural, y de conjugación de investigación internacional entre los bloques de integración. Por lo que al menos, el crecimiento, si verdaderamente lo ha habido, se debe principalmente, al incremento de las exportaciones.

Lo que sí se puede apreciar es que el crecimiento que ha habido durante el periodo de reformas, no se ha debido precisamente a este aspecto. Pues si, en el caso de las exportaciones, afectaron positivamente, el caso de la disminución del aparato estatal, pudieron afectar negativamente el crecimiento.

Se puede afirmar, ciertamente que el modelo de Sustitución de Importaciones, donde la industrialización liderada por el Estado era el común denominador, fue vital para el crecimiento de América Latina en las décadas de los 60’s y 70’s; y las mutaciones hechas a este respecto a mediados de los 70’s, disminuyó el dinamismo del crecimiento; por lo que se desmeritó esta forma de desarrollo, buscando la opción del mercado.

Al realizar dicha transformación y revisionismo del modelo, cambiaron indudablemente los patrones de producción, donde muchos sectores presentaron disminución o crecimiento nulo en su productividad. Y desde luego, hicieron que las instituciones de cada uno de los países que optaron por esta posibilidad, cambiaran.

Lo cierto es que estas políticas adoptadas, lo que lograron fue: crecimiento en los índices de desempleo, inflación (hiperinflación en algunos países); y una serie de recesiones que apenas se están subsanando.

Pero al hacer revisionismo, y al optar por un modelo de desarrollo basado en el mercado, y en los procesos de globalización enmarcados en la liberalización y hasta en la pérdida, en cierta media del concepto de Soberanía Nacional y de fronteras nacionales, no es posible dar el paso atrás, ni mucho menos “Abjurar” de la globalización, ya que esto implicaría un retroceso y hasta el llamamiento de “anatema y hereje” por no estar de acuerdo con la doctrina de desarrollo.

Sin duda, las expectativas de crecimiento y desarrollo, que ofrece el libre mercado, se han convertido tan solo en un espejismo o utopía, principalmente, por que no parecen cumplirse los supuestos de convergencia de los países; donde unos, crecen a tasas sorprendentes y otros, al contrario, parecen decrecer. El índice de pobreza en el mundo, aumenta considerablemente en los países menos desarrollados, que precisamente resultan ser los más habitados del mundo (con aparente excepción de China); sin embargo, las cifras de divergencia hablan por sí mismas: en 53 de 73 países para los cuales existe información, en los cuales se concentra el 87.5% de la población, parece disminuir en la distribución del ingreso, mientras que 7 con el 2.7% sucede lo contrario.

Lo cierto es que si se opta por el juego del libre mercado, se deben tener las reglas claras, o al menos un campo de juego adecuado o como lo llamaría Ocampo “Nivelado” para que las promesas de la globalización se puedan cumplir; esto es, hacer que todas las economías converjan o se cumplan los supuestos de convergencia. Esto no significaría tampoco, un paso por distintos niveles o “Etapas” sino de reformas estructurales serias y adecuadas.

“la historia nos enseña que, a la larga, la simple resistencia frente a procesos tan poderosos como la globalización actual, está destinada al fracaso” con esta premisa, parece cumplirse lo que se anotaba más arriba, no es posible “Abjurar” de la globalización, pues lo que genera, es el tilde de “Hereje y Anatema”. Sin embargo, no se considera tampoco de ‘abjurar’ sino de aceptar los procesos tal y como suceden; esto, es aceptar la premisa de globalización como “Dogma Fidei” lo que es posible, es adaptar las cosas buenas que brinda la globalización a las condiciones específicas de cada nación. No se trata tampoco de guardarse o escapar de una esfera internacional; sino de aceptar el papel de la interdependencia de las naciones, que denotan las garantías de suministros de lo que Ocampo llama bienes públicos globales y ciudadanía global.

En lo que respecta a los bienes públicos globales, ha de entenderse en una adecuada concepción de lo que es bien público y la eventual garantía que éstos deben tener. Y de ciudadanía global, a la heterogeneidad existente de entre los pueblos, conocida también como diversidad cultural. Dentro de esto, nos encontramos ante la disyuntiva del modelo de: eliminación de las fronteras comerciales, sin eliminar las fronteras políticas para evitar el libre flujo de mano de obra; con la premisa de guardar la democracia.

Hemos ya hablado de la no convergencia de los países, de la no nivelación del campo de juego y de las asimetrías existentes entre los países que les toca jugar en la globalización. Estas desnivelaciones se basan en la vulnerabilidad macroeconómica de los PED, frente a choques externos (caso Argentina en el 2001 cuando Brasil opta por políticas que afectaron su tipo de cambio.), las fuerzas de las monedas de los países desarrollados, es tal, que se asocian a monedas de tipo internacional. La concentración de la tecnología en los países desarrollados y su poca difusión a los demás países que no logran hacer inversión efectiva en I+D y que no cuentan con los recursos necesarios.

Sin embargo, la eventual nivelación del campo de juego, se traduce en reducción de garantías para los países desarrollados, donde éstos no estarían muy de acuerdo en aceptar. Tanto es, que en los actuales procesos de Libre Comercio (TLC), el sistema de protección intelectual, en lo que se refiere a compartir tecnología, es excesiva.

La revisión al concepto de soberanía nacional y de identidad nacional, hacen que se recurran a instituciones que posean un nivel de aceptación y confianza aún mayor que las existentes en el interior del país; con los pasos graduales de integración regional, se observa la fundación y creación de estos tipos de instituciones. La opción de regionalismo, se focaliza en la acción conjunta de varios países por alcanzar el desarrollo. Sin embargo, esta opción no puede acabar con la posibilidad de desarrollarse “Desde Adentro” en donde, en lugar de pensar en el desarrollo mediante el compartir de tecnología, ésta sea posible desarrollarse mediante el “Capital conocimiento”; estrategia esta, que se logra mediante el aumento en inversión en I+D; en Educación e inversión productiva; no es suficiente con políticas macroeconómicas eficientes que mantengan un adecuado comportamiento de las variables económicas. Esto lo ha demostrado varios países que no han optado por una liberalización completa o acelerada, sino que han optado por una participación estatal en la economía nacional que puedan generar cierto grado de confianza y que aprovechan el mejoramiento de estrategias productivas.

Y para lograr el mejoramiento de las estrategias productivas, se piensa en la democratización del acceso a los activos productivos como pieza fundamental e “Imprescindible”; pero es que eso de democratizar se puede entender de muchos aspectos; pero, ¿A qué se referirá?.

Es claro que se acuña el término de democrático, a los fenómenos de tipo “Capitalista Puro” refiriéndome aquí, a la acción pura del mercado y es precisamente lo que trata la última parte del texto de Ocampo: la evidente y ‘necesaria’ democratización de la economía en América Latina; una fusión de la Ciencia Política con la Teoría Económica. Donde en la democracia, el factor fundamental es la participación ciudadana y de todos los sectores, incluyendo las minorías; en donde la doctrina económica vendría a entenderse como participación más activa del sector privado; donde el concepto de lo público se conciba como un punto de encuentro de los intereses colectivos, en lugar de entenderse como actividades propias del Estado.

Lo claro, es que el Libre Mercado, no puede considerarse como una Panacea, y el proceso de Globalización como la Salvación, en estos aspectos, debemos pensar mas bien en la teoría antes que la doctrina y no confundir los procesos de investigación académica como promulgaciones dogmáticas que enseñan la verdad.

¿Por qué es importante la industrialización en el desarrollo económico?

Precisamente el desarrollo económico se logra con grandes niveles de PIB per cápita que logra un país en su procesos y capacidades productivas; si bien es posible aumentar el nivel de ingreso mediante la intensificación de la producción en un país, si este país, solo tiene ventajas comparativas de producción agrícola o de cualquier tipo que posea rendimientos decrecientes o constantes. Con estos rendimientos, puede existir una combinación óptima de factores productivos para cada tipo de producción y tecnología, aunque resulta imposible saber si se ha llegado a ella. Aunque los rendimientos decrecientes no significan rendimientos negativos, si con el tiempo, el crecimiento de la producción es cada vez menor, puede disminuirse ésta; por lo que las economías basadas en estos sistemas, estarían condenadas a entrar constantemente en crisis, ya que generaría desempleo.

Pero puede suceder, que naturalmente, esta gente separada del proceso productivo, regresen a él pero a economías de rendimientos crecientes, como las industrias. Con esto, toda economía genera su proceso de industrialización, pero a escala diferente. Si a unas el proceso de industrialización se refiere la producción de unas pocas manufacturas intensivas en mano de obra que absorben naturalmente la fuerza de trabajo expulsada de las actividades con rendimientos decrecientes, para otras, con un nivel más alto de tecnología, su proceso de industrialización es mucho más sofisticado y crea unos niveles más altos de renta.

Así pues, si se trata de que el desarrollo económico se logra mediante la apropiación de un nivel mayor de ingreso, este es más factible mediante el proceso de industrialización sofisticado, con gran participación de la tecnología.

Sin embargo, puede suceder que este no sea el único motor de desarrollo; existen países donde sus procesos de industrialización funcionaron; sin embargo, se fundamentan en procesos económicos con rendimientos decrecientes; y básicamente lo pueden hacer, por la escasa mano de obra existente producto de una baja población residente; esto es, es posible tener buenos niveles de desarrollo bajo relaciones decrecientes, con controles estrictos de reproducción que no generen expulsión de mano de obra. (Caso de Noruega).

Con un mayor avance tecnológico, se genera un aumento en la brecha de la producción de ingreso entre los países encargados de actividades primarias con respecto a países industrializados.

Tanta es la relación entre desarrollo e industrialización que se ha llegado a tildar de “Países industrializados” a los mismos países desarrollados; donde la producción agropecuaria ocupa un lugar poco importante en la producción en general, además de ser receptora de grandes cantidades de auxilios o subsidios por parte del Estado para restablecer los rendimientos decrecientes aquí existentes.

Pero más allá de la mera industrialización, nos encontramos con la producción cada vez más importante, dentro de estos países, de servicios, que parecen ser los garantes del desarrollo de los países llamados del primer mundo.

El sesgo y las diferencias considerables existentes entre países industrializados y países especializados en producción de artículos con rendimientos decrecientes (productos agrícolas y algunas manufacturas denominadas commodities) se basa, precisamente en la producción de servicios. Y son éstos los que últimamente están destellando en tecnología; servicios como telecomunicaciones, transporte, servicios financieros eficientes, son los caracterizadores de las diferencias; el no compartir el avance tecnológico parece condenar a los países fabricantes de productos primarios a mantenerse en un largo plazo.

Las premisas de la globalización, donde se busca, mediante la liberalización del mercado concentrase en la producción de aquellos productos en los que se tengan ventajas comparativas apuntan hacia esta dirección. Sin embargo, la tecnificación de los procesos agrícolas, acompañados de los no despreciables subsidios que generan incentivos para la producción e investigación en el mejoramiento de los productos y procesos, que a la larga disminuyen los costes de producción y por tanto los precios, en los países desarrollados, parecen también destruir las aparentes ventajas comparativas ‘naturales’ de los países agrícolas. Obligándolos a adoptar medidas que contrarresten estas situaciones, exigiéndoles a la fuerza a ‘industrializarse o desaparecer’.

Sin embargo, parece que las posibilidades de industrialización de éstos países, sean nulas, debido precisamente a sus bajos niveles de ingresos, producto de sus actividades ya poco rentables.

Teorías de desarrollo

El pensamiento de desarrollo, inicia con el pensamiento económico desde los mercantilistas, pasando por los fisiócratas, hasta llegar a los clásicos con Adam Smith, David Ricardo y Robert Malthus. En todos difieren con respecto a algunos temas como el avance tecnológico o el crecimiento poblacional.

Independientemente de las diferencias, los clásicos conciben al desarrollo como una transformación de las formas agrícolas a formas industriales de producción. El cambio de la economía con los llamados Neoclásicos, significó el traspaso del análisis a aspectos sicológicos y hedonistas propias del siglo XVIII; donde desaparecen las variables como acumulación de capital, desarrollo, incremento de la población, el progreso técnico y el cambio institucional. No es sino hasta terminada la Segunda Guerra mundial, cuando los países del hemisferio sur, recobraron su independencia de las reglas coloniales que se empezó ha hablar de países Subdesarrollados y a ser incluidos en la agenda político-económica.

Luego, se ha hablado de países Recientemente Industrializados (NIC, por sus siglas en inglés, dando alusión al milagro de los Tigres Asiáticos al finalizar el siglo XX). Las nociones de industrialización y desarrollo están arraigadas a la pérdida de la pobreza, erradicación del desempleo y garantías de igualdad social. Sin embargo, existe una gran divergencia entre los países desarrollados y los países en vía de desarrollo. Ahora la pregunta para que los países menos desarrollados, puedan llegar al desarrollo podría ser: ¿Cuáles son las condiciones necesarias para llegar al desarrollo? Para responder esta pregunta se observa el comportamiento de los países desarrollados, para llegar a ése estado.

Actualmente de entre los economistas que hablan de desarrollo, encontramos a los llamados Neo-Maltusianos, que explican el desarrollo desde el punto de vista de crecimiento de la población; los economistas institucionalistas (observados en el trabajo anterior) y los Estructuralistas que discuten sobre los círculos viciosos de la pobreza. Otra visión es la de la Escuela Histórica Alemana que reemplaza la visión clásica y se basa en observaciones empíricas y en datos históricos, que han tenido mucha influencia de las teorías de Marx, al proponer las secuencias determinísticas del paso del feudalismo al capitalismo, del capitalismo al socialismo y del socialismo al comunismo. Bajo estas condiciones, las autoridades políticas deciden cuales medidas son necesarias para las “precondiciones de la secuencia”. Schumpeter, también propone una forma de desarrollo endógeno cuyo pieza central es la “destrucción creativa” y concibe al desarrollo como una secuencia de equilibrios donde la ganancia busca los innovadores.

Para los economistas institucionalistas, las Instituciones Económicas no son únicamente precondiciones para la acción humana, pero constituyen unos mejores resultados de esa acción.

Para llegar al desarrollo, los países que lo han logrado, proponen que se debe seguir una secuencia, que ellos han experimentado en el pasado, y que los países en desarrollo deben experimentar.

Sin embargo, ¿cómo se podrá determinar en qué estado o en qué nivel de la secuencia se encuentra el país en desarrollo?

Las condiciones de cada uno de los países son diferentes; tanto la ubicación geográfica como cultural difieren y además puede ocurrir que un paso de la secuencia no sea necesario para llegar al otro; o que la secuencia sucesiva, no pueda repetirse en un país como sucedió en el otro.

Ahora, la discusión al respecto de desarrollo económico debe concentrarse en una visión objetiva de lo que está sucediendo actualmente en el mundo con el Nuevo Orden Mundial de procesos de globalización, allanando el espacio para la convergencia de las naciones a un nivel equitativo o de equilibrio en el desarrollo.

Referencias

DOPFER, Kurt Development Theory

OCAMPO, José Antonio (2004). Reconstruir el Futuro: Globalización, desarrollo y democracia en América Latina. Grupo Editorial Norma- Naciones Unidas. Bogotá.

BELASSA, Bela, BUENO, Gerardo, KUCZYNSKI, Pedro Pablo y SIMONSEN, Mario Henrique. Hacia una renovación del Crecimiento Económico en América Latina. El Colegio de México, Fundacao Getulio Vargas, Institute For International Economics. Mexico, Rio de Janeiro, Washington 1986.

CASTORIADES, Cornelius et All, El mito del Desarrollo. Editorial Kairos. Barcelona (España). 1979.

CASTRILLÓN, Alberto. Artículo de Revista sobre el libro Paul Ormerod: “Por una nueva economía: Falacias de la teoría Económica”. Revista de Economía Institucional. Vol 4 #6 Primer Semestre de 2002.