domingo, 22 de agosto de 2010

APERTURA EN LATINOAMÉRICA “ULTIMOS VEINTE AÑOS RECONSTRUYENDO UN FUTURO"

Por Julián Mauricio Vélez Tamayo.

Introducción

Se vislumbra un nuevo horizonte con los nuevos procesos de Globalización, que parecen ser no tanto ‘la moda’ sino mas bien la obligación mediante la premisa “Nos globalizamos o nos globalizan”. Y es por esto, que debe entenderse la función de toda la región Latinoamericana ante este proceso.

Las constantes asimetrías entre los países desarrollados, y los países llamados “de la periferia”, término este utilizado para designar a los países que se encuentran en vía de desarrollo o están subdesarrollados; hacen prever que la situación no es nada fácil.

El milenario sueño bolivariano de panamericanismo, se trasluce en esta situación en integración económica regional y subregional, como el ALCA para todo el continente y diversos acuerdos internacionales de integración económica como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) o el MERCOSUR que ante las dificultades, pueden hacer un poco difícil, al menos, la posibilidad de un mercado común sudamericano.

Reconstruir el futuro...

Ante las particulares características de Latinoamérica, donde a principios del siglo XX, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, parecía ser la esperanza del mundo; y al finalizarlo , nos encontramos con grandes índices de pobreza, igualdad económica y desarrollo.

Las políticas adoptadas en América Latina durante la llamada “Era dorada del Capitalismo” (1950-1978), fueron muestra de la aparente esperanza que se hallaba en esta parte del mundo; sin embargo, en algún momento, buscando disparar las cifras de crecimiento, se empezaron a revisar los modelos de desarrollo, mediante la “carnada” del mercado; y empezó el entusiasmo con reformas que buscaban mayor participación del mercado.

En el primer capítulo, que Ocampo llama: “Luces y sombras de las reformas estructurales latinoamericanas”; se muestra un poco la historia económica de Latinoamérica en este periodo de tiempo y analiza cada una de las reformas hechas luego.

Es claro que una mutación del modelo original, por uno más ‘abierto’, produjo grandes consecuencias negativas en los países que la adoptaron, donde casi todos las hicieron, como la crisis de la deuda en la década de los 80’s y las crisis inflacionarias que caracterizaron a Perú, Bolivia y Brasil principalmente.

Las reformas que se empezaron a aplicar en América latina, tuvieron varios aspectos: a saber: hubo reformas estructurales (caso de Argentina) donde buscaron una mayor actividad del sector privado; una mayor liberalización de la economía, y una serie de reformas tributarias. Mientras que unos países hicieron reformas estructurales agresivas, esto es, en un periodo muy corto de tiempo, otros, -entre ellos Colombia- fueron más cautelosos y sólo las aplicaron en menor medida.

Sin embargo, durante la década de los noventas, las economías latinoamericanas, tuvieron un aceptable comportamiento macroeconómico (bajas tasas de inflación, mejoras en la situación fiscal; y control más adecuado de las políticas monetarias).

Y es que para este periodo, ya muchas de las economías, se podría decir, estaban demasiado liberalizadas; el modelo neoliberal, ya es considerado como panacea para el crecimiento y mejora de las condiciones de vida; por lo que el Gasto público, por ejemplo, al buscar mejoramiento en el comportamiento fiscal, fue uno de los que más sufrió sin tener considerables aumentos. La liberalización de las economías, logró percibir grandes bandadas de Inversión Extranjera Directa (IED) que sirvieron como factor compensatorio. Lo que demuestra que el solo flujo de IED a L.A, no hace aumentar su velocidad de crecimiento; tanto es, que del periodo de 1998 a 2001 se le denomina “Media década Perdida” y donde países como Colombia, que creció tan solo en 0.9%, por motivo de la gran crisis del 99, Argentina, el –1.6 por la crisis del 2001; Venezuela el –3 y Brasil con tan solo 1.4.

Ya habíamos mencionado la importancia que tiene, en el nuevo orden mundial de Globalización, la integración económica, y es aquí donde la MERCOSUR y La Comunidad Andina de Naciones (CAN) juegan un papel importante en el papel de los países miembros y su inserción a la economía global. Además, dentro de las esferas de liberalización, viendo en bloque, se ve más sorprendentemente con incrementos en el crecimiento del comercio. Esto, ha dado pie a un incremento en productos no tradicionales en América latina; sin embargo, aunque ha habido avances, se ha caracterizado por exportación de productos con gran cantidad de contenidos importados (maquila) y productos de carácter regional, principalmente de índole natural, y de conjugación de investigación internacional entre los bloques de integración. Por lo que al menos, el crecimiento, si verdaderamente lo ha habido, se debe principalmente, al incremento de las exportaciones.

Lo que sí se puede apreciar es que el crecimiento que ha habido durante el periodo de reformas, no se ha debido precisamente a este aspecto. Pues si, en el caso de las exportaciones, afectaron positivamente, el caso de la disminución del aparato estatal, pudieron afectar negativamente el crecimiento.

Se puede afirmar, ciertamente que el modelo de Sustitución de Importaciones, donde la industrialización liderada por el Estado era el común denominador, fue vital para el crecimiento de América Latina en las décadas de los 60’s y 70’s; y las mutaciones hechas a este respecto a mediados de los 70’s, disminuyó el dinamismo del crecimiento; por lo que se desmeritó esta forma de desarrollo, buscando la opción del mercado.

Al realizar dicha transformación y revisionismo del modelo, cambiaron indudablemente los patrones de producción, donde muchos sectores presentaron disminución o crecimiento nulo en su productividad. Y desde luego, hicieron que las instituciones de cada uno de los países que optaron por esta posibilidad, cambiaran.

Lo cierto es que estas políticas adoptadas, lo que lograron fue: crecimiento en los índices de desempleo, inflación (hiperinflación en algunos países); y una serie de recesiones que apenas se están subsanando.

Pero al hacer revisionismo, y al optar por un modelo de desarrollo basado en el mercado, y en los procesos de globalización enmarcados en la liberalización y hasta en la pérdida, en cierta media del concepto de Soberanía Nacional y de fronteras nacionales, no es posible dar el paso atrás, ni mucho menos “Abjurar” de la globalización, ya que esto implicaría un retroceso y hasta el llamamiento de “anatema y hereje” por no estar de acuerdo con la doctrina de desarrollo.

Sin duda, las expectativas de crecimiento y desarrollo, que ofrece el libre mercado, se han convertido tan solo en un espejismo o utopía, principalmente, por que no parecen cumplirse los supuestos de convergencia de los países; donde unos, crecen a tasas sorprendentes y otros, al contrario, parecen decrecer. El índice de pobreza en el mundo, aumenta considerablemente en los países menos desarrollados, que precisamente resultan ser los más habitados del mundo (con aparente excepción de China); sin embargo, las cifras de divergencia hablan por sí mismas: en 53 de 73 países para los cuales existe información, en los cuales se concentra el 87.5% de la población, parece disminuir en la distribución del ingreso, mientras que 7 con el 2.7% sucede lo contrario.

Lo cierto es que si se opta por el juego del libre mercado, se deben tener las reglas claras, o al menos un campo de juego adecuado o como lo llamaría Ocampo “Nivelado” para que las promesas de la globalización se puedan cumplir; esto es, hacer que todas las economías converjan o se cumplan los supuestos de convergencia. Esto no significaría tampoco, un paso por distintos niveles o “Etapas” sino de reformas estructurales serias y adecuadas.

“la historia nos enseña que, a la larga, la simple resistencia frente a procesos tan poderosos como la globalización actual, está destinada al fracaso” con esta premisa, parece cumplirse lo que se anotaba más arriba, no es posible “Abjurar” de la globalización, pues lo que genera, es el tilde de “Hereje y Anatema”. Sin embargo, no se considera tampoco de ‘abjurar’ sino de aceptar los procesos tal y como suceden; esto, es aceptar la premisa de globalización como “Dogma Fidei” lo que es posible, es adaptar las cosas buenas que brinda la globalización a las condiciones específicas de cada nación. No se trata tampoco de guardarse o escapar de una esfera internacional; sino de aceptar el papel de la interdependencia de las naciones, que denotan las garantías de suministros de lo que Ocampo llama bienes públicos globales y ciudadanía global.

En lo que respecta a los bienes públicos globales, ha de entenderse en una adecuada concepción de lo que es bien público y la eventual garantía que éstos deben tener. Y de ciudadanía global, a la heterogeneidad existente de entre los pueblos, conocida también como diversidad cultural. Dentro de esto, nos encontramos ante la disyuntiva del modelo de: eliminación de las fronteras comerciales, sin eliminar las fronteras políticas para evitar el libre flujo de mano de obra; con la premisa de guardar la democracia.

Hemos ya hablado de la no convergencia de los países, de la no nivelación del campo de juego y de las asimetrías existentes entre los países que les toca jugar en la globalización. Estas desnivelaciones se basan en la vulnerabilidad macroeconómica de los PED, frente a choques externos (caso Argentina en el 2001 cuando Brasil opta por políticas que afectaron su tipo de cambio.), las fuerzas de las monedas de los países desarrollados, es tal, que se asocian a monedas de tipo internacional. La concentración de la tecnología en los países desarrollados y su poca difusión a los demás países que no logran hacer inversión efectiva en I+D y que no cuentan con los recursos necesarios.

Sin embargo, la eventual nivelación del campo de juego, se traduce en reducción de garantías para los países desarrollados, donde éstos no estarían muy de acuerdo en aceptar. Tanto es, que en los actuales procesos de Libre Comercio (TLC), el sistema de protección intelectual, en lo que se refiere a compartir tecnología, es excesiva.

La revisión al concepto de soberanía nacional y de identidad nacional, hacen que se recurran a instituciones que posean un nivel de aceptación y confianza aún mayor que las existentes en el interior del país; con los pasos graduales de integración regional, se observa la fundación y creación de estos tipos de instituciones. La opción de regionalismo, se focaliza en la acción conjunta de varios países por alcanzar el desarrollo. Sin embargo, esta opción no puede acabar con la posibilidad de desarrollarse “Desde Adentro” en donde, en lugar de pensar en el desarrollo mediante el compartir de tecnología, ésta sea posible desarrollarse mediante el “Capital conocimiento”; estrategia esta, que se logra mediante el aumento en inversión en I+D; en Educación e inversión productiva; no es suficiente con políticas macroeconómicas eficientes que mantengan un adecuado comportamiento de las variables económicas. Esto lo ha demostrado varios países que no han optado por una liberalización completa o acelerada, sino que han optado por una participación estatal en la economía nacional que puedan generar cierto grado de confianza y que aprovechan el mejoramiento de estrategias productivas.

Y para lograr el mejoramiento de las estrategias productivas, se piensa en la democratización del acceso a los activos productivos como pieza fundamental e “Imprescindible”; pero es que eso de democratizar se puede entender de muchos aspectos; pero, ¿A qué se referirá?.

Es claro que se acuña el término de democrático, a los fenómenos de tipo “Capitalista Puro” refiriéndome aquí, a la acción pura del mercado y es precisamente lo que trata la última parte del texto de Ocampo: la evidente y ‘necesaria’ democratización de la economía en América Latina; una fusión de la Ciencia Política con la Teoría Económica. Donde en la democracia, el factor fundamental es la participación ciudadana y de todos los sectores, incluyendo las minorías; en donde la doctrina económica vendría a entenderse como participación más activa del sector privado; donde el concepto de lo público se conciba como un punto de encuentro de los intereses colectivos, en lugar de entenderse como actividades propias del Estado.

Lo claro, es que el Libre Mercado, no puede considerarse como una Panacea, y el proceso de Globalización como la Salvación, en estos aspectos, debemos pensar mas bien en la teoría antes que la doctrina y no confundir los procesos de investigación académica como promulgaciones dogmáticas que enseñan la verdad.

¿Por qué es importante la industrialización en el desarrollo económico?

Precisamente el desarrollo económico se logra con grandes niveles de PIB per cápita que logra un país en su procesos y capacidades productivas; si bien es posible aumentar el nivel de ingreso mediante la intensificación de la producción en un país, si este país, solo tiene ventajas comparativas de producción agrícola o de cualquier tipo que posea rendimientos decrecientes o constantes. Con estos rendimientos, puede existir una combinación óptima de factores productivos para cada tipo de producción y tecnología, aunque resulta imposible saber si se ha llegado a ella. Aunque los rendimientos decrecientes no significan rendimientos negativos, si con el tiempo, el crecimiento de la producción es cada vez menor, puede disminuirse ésta; por lo que las economías basadas en estos sistemas, estarían condenadas a entrar constantemente en crisis, ya que generaría desempleo.

Pero puede suceder, que naturalmente, esta gente separada del proceso productivo, regresen a él pero a economías de rendimientos crecientes, como las industrias. Con esto, toda economía genera su proceso de industrialización, pero a escala diferente. Si a unas el proceso de industrialización se refiere la producción de unas pocas manufacturas intensivas en mano de obra que absorben naturalmente la fuerza de trabajo expulsada de las actividades con rendimientos decrecientes, para otras, con un nivel más alto de tecnología, su proceso de industrialización es mucho más sofisticado y crea unos niveles más altos de renta.

Así pues, si se trata de que el desarrollo económico se logra mediante la apropiación de un nivel mayor de ingreso, este es más factible mediante el proceso de industrialización sofisticado, con gran participación de la tecnología.

Sin embargo, puede suceder que este no sea el único motor de desarrollo; existen países donde sus procesos de industrialización funcionaron; sin embargo, se fundamentan en procesos económicos con rendimientos decrecientes; y básicamente lo pueden hacer, por la escasa mano de obra existente producto de una baja población residente; esto es, es posible tener buenos niveles de desarrollo bajo relaciones decrecientes, con controles estrictos de reproducción que no generen expulsión de mano de obra. (Caso de Noruega).

Con un mayor avance tecnológico, se genera un aumento en la brecha de la producción de ingreso entre los países encargados de actividades primarias con respecto a países industrializados.

Tanta es la relación entre desarrollo e industrialización que se ha llegado a tildar de “Países industrializados” a los mismos países desarrollados; donde la producción agropecuaria ocupa un lugar poco importante en la producción en general, además de ser receptora de grandes cantidades de auxilios o subsidios por parte del Estado para restablecer los rendimientos decrecientes aquí existentes.

Pero más allá de la mera industrialización, nos encontramos con la producción cada vez más importante, dentro de estos países, de servicios, que parecen ser los garantes del desarrollo de los países llamados del primer mundo.

El sesgo y las diferencias considerables existentes entre países industrializados y países especializados en producción de artículos con rendimientos decrecientes (productos agrícolas y algunas manufacturas denominadas commodities) se basa, precisamente en la producción de servicios. Y son éstos los que últimamente están destellando en tecnología; servicios como telecomunicaciones, transporte, servicios financieros eficientes, son los caracterizadores de las diferencias; el no compartir el avance tecnológico parece condenar a los países fabricantes de productos primarios a mantenerse en un largo plazo.

Las premisas de la globalización, donde se busca, mediante la liberalización del mercado concentrase en la producción de aquellos productos en los que se tengan ventajas comparativas apuntan hacia esta dirección. Sin embargo, la tecnificación de los procesos agrícolas, acompañados de los no despreciables subsidios que generan incentivos para la producción e investigación en el mejoramiento de los productos y procesos, que a la larga disminuyen los costes de producción y por tanto los precios, en los países desarrollados, parecen también destruir las aparentes ventajas comparativas ‘naturales’ de los países agrícolas. Obligándolos a adoptar medidas que contrarresten estas situaciones, exigiéndoles a la fuerza a ‘industrializarse o desaparecer’.

Sin embargo, parece que las posibilidades de industrialización de éstos países, sean nulas, debido precisamente a sus bajos niveles de ingresos, producto de sus actividades ya poco rentables.

Teorías de desarrollo

El pensamiento de desarrollo, inicia con el pensamiento económico desde los mercantilistas, pasando por los fisiócratas, hasta llegar a los clásicos con Adam Smith, David Ricardo y Robert Malthus. En todos difieren con respecto a algunos temas como el avance tecnológico o el crecimiento poblacional.

Independientemente de las diferencias, los clásicos conciben al desarrollo como una transformación de las formas agrícolas a formas industriales de producción. El cambio de la economía con los llamados Neoclásicos, significó el traspaso del análisis a aspectos sicológicos y hedonistas propias del siglo XVIII; donde desaparecen las variables como acumulación de capital, desarrollo, incremento de la población, el progreso técnico y el cambio institucional. No es sino hasta terminada la Segunda Guerra mundial, cuando los países del hemisferio sur, recobraron su independencia de las reglas coloniales que se empezó ha hablar de países Subdesarrollados y a ser incluidos en la agenda político-económica.

Luego, se ha hablado de países Recientemente Industrializados (NIC, por sus siglas en inglés, dando alusión al milagro de los Tigres Asiáticos al finalizar el siglo XX). Las nociones de industrialización y desarrollo están arraigadas a la pérdida de la pobreza, erradicación del desempleo y garantías de igualdad social. Sin embargo, existe una gran divergencia entre los países desarrollados y los países en vía de desarrollo. Ahora la pregunta para que los países menos desarrollados, puedan llegar al desarrollo podría ser: ¿Cuáles son las condiciones necesarias para llegar al desarrollo? Para responder esta pregunta se observa el comportamiento de los países desarrollados, para llegar a ése estado.

Actualmente de entre los economistas que hablan de desarrollo, encontramos a los llamados Neo-Maltusianos, que explican el desarrollo desde el punto de vista de crecimiento de la población; los economistas institucionalistas (observados en el trabajo anterior) y los Estructuralistas que discuten sobre los círculos viciosos de la pobreza. Otra visión es la de la Escuela Histórica Alemana que reemplaza la visión clásica y se basa en observaciones empíricas y en datos históricos, que han tenido mucha influencia de las teorías de Marx, al proponer las secuencias determinísticas del paso del feudalismo al capitalismo, del capitalismo al socialismo y del socialismo al comunismo. Bajo estas condiciones, las autoridades políticas deciden cuales medidas son necesarias para las “precondiciones de la secuencia”. Schumpeter, también propone una forma de desarrollo endógeno cuyo pieza central es la “destrucción creativa” y concibe al desarrollo como una secuencia de equilibrios donde la ganancia busca los innovadores.

Para los economistas institucionalistas, las Instituciones Económicas no son únicamente precondiciones para la acción humana, pero constituyen unos mejores resultados de esa acción.

Para llegar al desarrollo, los países que lo han logrado, proponen que se debe seguir una secuencia, que ellos han experimentado en el pasado, y que los países en desarrollo deben experimentar.

Sin embargo, ¿cómo se podrá determinar en qué estado o en qué nivel de la secuencia se encuentra el país en desarrollo?

Las condiciones de cada uno de los países son diferentes; tanto la ubicación geográfica como cultural difieren y además puede ocurrir que un paso de la secuencia no sea necesario para llegar al otro; o que la secuencia sucesiva, no pueda repetirse en un país como sucedió en el otro.

Ahora, la discusión al respecto de desarrollo económico debe concentrarse en una visión objetiva de lo que está sucediendo actualmente en el mundo con el Nuevo Orden Mundial de procesos de globalización, allanando el espacio para la convergencia de las naciones a un nivel equitativo o de equilibrio en el desarrollo.

Referencias

DOPFER, Kurt Development Theory

OCAMPO, José Antonio (2004). Reconstruir el Futuro: Globalización, desarrollo y democracia en América Latina. Grupo Editorial Norma- Naciones Unidas. Bogotá.

BELASSA, Bela, BUENO, Gerardo, KUCZYNSKI, Pedro Pablo y SIMONSEN, Mario Henrique. Hacia una renovación del Crecimiento Económico en América Latina. El Colegio de México, Fundacao Getulio Vargas, Institute For International Economics. Mexico, Rio de Janeiro, Washington 1986.

CASTORIADES, Cornelius et All, El mito del Desarrollo. Editorial Kairos. Barcelona (España). 1979.

CASTRILLÓN, Alberto. Artículo de Revista sobre el libro Paul Ormerod: “Por una nueva economía: Falacias de la teoría Económica”. Revista de Economía Institucional. Vol 4 #6 Primer Semestre de 2002.

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